Esa cierta noche, la noche que nos conocimos
había magia en el aire, por todas partes.
Había ángeles cenando en el Ritz
y un ruiseñor cantó en la plaza Berkeley.
Puedo tener razón, puedo estar equivocado,
pero estoy perfectamente abierto a jurar
que cuando volteaste y me sonreíste,
un ruiseñor cantó en la plaza Berkeley.
La luna que merodeaba sobre la ciudad de Londres,
pobre, desconcertada luna, frunció el ceño.
¿Cómo pudo saber que estábamos tan enamorados?
El mundo entero parecía dado vuelta.
Las calles de la ciudad fueron pavimentadas con estrellas,
fue un amorío tan romántico
y, mientras nos besábamos y dijimos adiós,
un ruiseñor cantó en la plaza Berkeley.
[Instrumental]
Las calles de la ciudad fueron pavimentadas con estrellas,
fue un amorío tan romántico
y, mientras nos besábamos y dijimos adiós,
un ruiseñor cantó en la plaza Berkeley.
Lo sé, porque estaba allí,
esa noche en la plaza Berkeley.