Madrugada de San Juan
Madrugada tan hermosa
Que baila el sol cuando nace
Y ríe cuando muere el día
¿A dónde va nuestra señora?
¿A dónde va Santa María?
Va a la orilla del mar,
Va a la orilla de la ría.
¿Qué dices de la virgen, qué dices?
¿Qué dice Santa María?
¿Cuál será la pequeña, cuál,
que coja la flor de agua fría?
No será dama ni pariente,
que será la princesa Aldina,
la princesa enamorada,
hija del rey de Galicia.
No hay otra como ella,
tan linda y tan bonita
con aquellos1 sus ojos claros
de color de agua de ría.
Solo tú, Aldina, serás
quien lleve la flor de agua fría
Solo tú, Aldina, serás
quien lleve la flor de agua fría
Levántate de la cama, niña,
ve a la orilla del mar
que aunque tú vengas solita
acompañada volverás.
Levántate de la cama, niña,
ve a la orilla del mar
que aunque tú solita vengas
volverás con compañía.
En la torre del real palacio
aunque aún está lejos el día
se mueven los linos de una cama
[y] alguna gente se levantaba
¡Y la princesa! ¡Dios la guarde!
Era la muy hermosa Aldina,
Que va el día de San Juan,
[a] catar la flor de agua fría.
1. también es arcaico en gallego