Mi viejo Piazzolla, mi mágico Astor,
tocá con las teclas de mi corazón.
Vivir fue tu más honda melodía
y el júbilo de Dios al darte el genio.
Y vos te diste a muerte, con la angustia
de un toro fantaseando en el misterio.
La burla del mañana se ilumina
zampándole diez lunas a tus dedos
y un ángel y un demonio en contrapunto
la zurda te gatillan de oro y fuego.
Mi viejo Piazzolla, oh, mágico Astor,
tocá con las teclas de mi corazón.
Con qué insolencia heróica nos salvaste
del pozo de los sordos y los necios,
inmortalmente joven, retobado
tu testamento fue como otro estreno.
En un café irreal de cualquier mundo
tu sombra viva sigue componiendo
y el alba desnudita de mil noches
te escucha con su asombro de concierto.
Mi viejo Piazzolla, oh, mágico Astor,
tocá con las teclas de mi corazón.
Tu bruja Buenos Aires goza y dice:
"Te amo, Astor, mi Mozart milonguero",
y allá, en las azoteas de tus tangos,
entorna tus dos manos con un beso.
Te haré una misa rea y una orgía
de música y de lágrimas por dentro,
al ver tu ser sinfónico caído
tocar el bandoneón, de pié, en los cielos.
Mi viejo Piazzolla, oh, mágico Astor,
tocá con las teclas de mi gran dolor.