Cuando tenías 15 años, te lanzaron la flecha...
Te metiste esa flecha
Te hiciste un angél también
Pero estaba orgullo de ser ti mismo.
Cuando pactaste consigo
Un secreto que guardarías
Que olvidarías ese pecado
Podrías estar tan caliento, ¡tan libre!
Que podrías encontrar tal liberación.
Mi querido San Sebastián, en cada respiración que acabamos...
El sentido de nuestra verdad
el sentido de nuestro diseño
Que podría ser un hijo
y como el hijo de alguien encontraría
Para ser el único, ser el único, hombre, el hombre mío.
Desde un muchacho, desde un hijo, hasta el hombre, el hombre mío.
ii-o ii-o, ii-o ii-o, sembrará sus semillas a las mías,
y creceremos y creceremos justo cuando nuestros cuerpos entrelacen.
ii-o ii-o, ¡ii-o ii-o!
No rataríamos sino seríamos todo menos reales.