Ah, que si el amor ya no es como antes,
mi bien,
debe ser culpa del mundo que gira
o de otra mujer.
La culpa debe ser del tiempo que pasa y de las arrugas
distantes del rostro, pero vistas
de lejos
en el fondo del alma.
Del gusto que cambia
de vez en cuando.
¡Calma!
¡Espera por mí!
De nuevo y siempre un cariño se hizo.
No vale la pena sangrar por sangrar,
crecer antes de tiempo,
huir
delante de las palmeras,
acordarse de echar un llanto, en fin...
¡No te duermas antes de soñar!