Desde un hospital
una carta escribió
para la mujer
que tan solo amó.
Ya sé que tienes a otro, que hasta te vieron
la otra noche bailando alegre y feliz,
yo muy bien presentía, que algo pasaba
porque ninguna carta llega de ti.
No sabes lo que sufro al verme solo
viendo cerca la muerte, cerca de mí,
un rayito de sol quedaba en mi vida
y ese eras tú, y ya lo perdí.
Sufro Dios la agonía, termina pronto
la cadencia del cuerpo no siento ya,
es el alma que llora y se desespera
que sale del pecho y se quiere escapar.
No quiero prolongar esta vida mía,
si tan solo por ella quiero vivir,
y al perderla también he perdido el alma
y un cuerpo sin alma no puede existir,
y un cuerpo sin alma no puede existir.