Las luces débiles de un día que termina
El doloroso grito de un perro ladrando
El silencio inquietante que precede los sueños
Cuando el mundo ha desaparecido, uno se encuentra cara a cara consigo mismo
Los escalofríos donde el amor y otoño se entrelazan
La oscuridad que engulle nuestra fe, nuestras leyes
Esta muda inquietud que fluye en nuestras venas
Que se apodera de nosotros incluso después de las más grandes alegrías
Esos rostros olvidados que regresan para atormentarnos
Esos abrazos que en sueños se pueden revivir cien veces
Esas razones que hacen nuestras razones vanas
Esas cosas en lo profundo de nosotros que nos mantienen despiertos en la noche hasta tarde
Esas palabras bloqueadas que nadie fue capaz de decir
Esas miradas persistentes que nadie pudo comprender
Esas llamadas evidentes, esos destellos finales
Esas picaduras llenas de remordimiento que se entregan en la noche
Esas soledades dignas en medio de silencios
Esas lágrimas tan apacibles, que fluyen sin explicación
Esas ambiciones pasadas en las que uno vuelve a pensar
Como un viejo baúl lleno de viejos juguetes rotos
Esos vínculos secretos que unen a los seres
Esos deseos escapados que nos harán amar
Esas razones que hacen nuestras razones vanas
Esas cosas en lo profundo de nosotros que nos mantienen despiertos en la noche hasta tarde