La noche se va
y estamos aún aquí,
un poco deshechos pero
perdidos y libres,
con el alma que está
en equilibrio por el mundo.
El auto que avanza
es imparable.
Nosotros por la ciudad,
rebeldes y nómadas
buscando la verdad
y una emoción que nos dé
toda la energía
para no detenernos y acelerar.
Es un mundo que se mueve
pero no sabe bien a dónde.
Está hecho como yo, es mi generación.
Y tiene sus palabras para quejarse con el corazón.
Mensajes en código escritos sobre los muros de la ciudad.
Y nos encuentran después
por la calle y en los bares
para estar entre nosotros,
sentirse libres
de esta realidad
que ya no sabe comprender
ni siquiera la mitad
de todo lo que tienes en el corazón.
Es un mundo que se mueve
en cada dirección.
Está hecha como yo, es mi generación.
Y siempre tiene una canción para aliviar el dolor.
Mensajes en código dedicados durante una noche de ciudad.
Los mismos ojos, el mismo corazón
de una generación hecha como yo.
La misma lluvia y el mismo sol.
Tú sabes que no, no hay otra como esta.
Es una ola de marea que rompe los diques
y busca una respuesta en su interior.
Y basta con esta idea para reconocernos
a partir de un gesto y una mirada que
por sí sola ya habla de nosotros.
La misma rabia,
el mismo amor
de una generación
hecha como yo.
Los mismos sueños,
el mismo dolor
porque sabes que otra
como esta no,
no la hay.
Los mismos ojos,
el mismo corazón
de una generación
hecha como yo.
La misma lluvia,
el mismo sol.
Tú sabes que otra
como esta
no, no la hay.