No es por estar en presencia tuya,
mi querido rapaz,
pero tú estás mal, demasiado mal.
Son las diez
y el baile está caliente
y sigue llegando la gente
y tú no la quieres
dejar bailar.
Como quisiera ser adulante,
mas tengo que decir
que estás de lo peor.
Nunca te vi así,
y si vas a seguir deprimido,
con esa cara de marido,
contigo tu negra se va a aburrir.
Detrás de un hombre triste
hay siempre una mujer feliz.
Y tras de esa mujer
hombres gentiles siempre hay mil.
Por eso, para tu bien,
bórrala de tu cabeza
o conquista de nuevo a esa mujer.
No sé si es como para alegrarse,
mi preciado rapaz,
Pero nadie aquí
ya te aguanta más.
Son las tres y la fiesta revienta.
Deja a esa negra contenta,
deja a esa negra bailar en paz.
Detrás de un hombre triste
hay siempre una mujer feliz.
Y tras de esa mujer
hombres gentiles siempre hay mil.
Por eso, para tu bien,
bórrala de tu cabeza
o conquista de nuevo a esa mujer.
No es por estar en presencia tuya,
mi preciado rapaz,
pero tú estás mal, mi hijito, demasiado mal.
Son las seis
y la fiesta revienta,
deja a esa negra contenta,
deja a esa negra bailar en paz.
¡Agárrala, que se te va!
¡Deja a esa negra bailar en paz!
¡Deja a esa negra bailar en paz!1
Querido amigo, cambia esa cara,
yo nunca te he visto así.
Que baile la moza sola, solita,
déjala ser feliz.
No, no, no,
no la atormentes más, oye,
déjala bailar.
Con esa cara de marido
tú te ves tan aburrido,
¡Arranca pa’ allá!
Detrás de un hombre tan triste
hay una mujer feliz
¡Por qué será!
Déjala, déjala, déjala, déjala,
déjala bailar en paz.
Detrás de un hombre triste
hay siempre una mujer feliz.
Y tras de esa mujer
hombres gentiles siempre hay mil.
Por eso, para tu bien,
bórrala de tu cabeza
o conquista de nuevo a esa mujer.
¡Conquístala!
1. Desde aquí y hasta el final de la canción, el coro repite constantemente de fondo este verso