Te mataron y no nos dijieron donde enterraron su cuerpo,
pero desde entonces todo el territorio nacional es tu sepulcro;
o más bien; en cada palmo de territorio nacional en que no está tu cuerpo, tú resucitaste.
Creyeron que te mataban con una orden de ¡fuego!
Creyeron que te enterraban
y lo que hacían era enterrar una semilla.