Un día en la vida de un necio,
un día triste, largo y solitario.
Camino por la avenida
y tengo la esperanza de encontrarme
con tu ansiada imagen
dirigiéndose hacia mi.
Me paro justo ante tu puera,
pero ya nunca estás en casa.
Así que, de vuelta en mi habitación
ahí, en la penumbra,
lloro
las lágrimas del adiós.
Hasta que vuelvas a mi
es así como será
cada día en la vida de un necio...