Yo sabía que era verde
verde como el saucedal,
que era inmenso como el cielo
agua plena en soledad,
pero yo no conocía
los campos verdes del mar.
Aquella tarde de estío
el sol jugaba en mi piel
y descubrí las arenas
primeras antes que el mar.
El gusto dulce y salado,
las brisas que el viento trae.
Corrí por las playas solo,
todo quería tocar,
cabalgar sus altas cumbres,
la espuma blanca besar;
ser caracol y olvidarme
del mundo y quise ser mar.
Ser verde dentro del verde,
ser una ola al romper,
ser calma, ser mar en furia,
ser alga rojo coral,
ser vela en el horizonte
ser viento que peina el mar.
Cuando tuve que volverme
nada de mí se volvió,
quedaron todos mis sueños
prendados de su color.
Y un pedazo de mi vida
siempre a la orilla del mar.