Hola, soy Marco y diez años es mi edad.
Tengo el pelo rubio y voy en cuarto A.
Menos matemáticas, me gusta estudiar.
Mi padre y mi madre tienen una tienda de comestibles.
Tengo una hermana cinco años mayor
y un hermano pequeño a punto de nacer.
Y estoy deseando que llegue mayo
porque si me porto bien lo podré coger en brazos.
Mi mejor amigo se llama Giosuè.
Nos sentamos juntos incluso en clase
y cuando toca el timbre volamos como plumas
y hasta que se hace de noche tiramos piedras al río.
Ayer por la tarde estaba enfermo
y por eso al final fui yo solo,
y mientras jugaba un desconocido raro
primero me miró y después se acercó,
y de forma misteriosa, pero amable
se sentó junto a mí en el muelle.
Y antes de que yo cogiese una piedra para tirar
el desconocido raro empezó a decir:
«Dame la mano, niño, y ven al bosque.
No, no soy un extraño, yo te conozco,
vengo del mismo sitio que tú».
En mi silencio el recuerdo de cosas más bellas,
el color de las estrellas, mientras te apoderas de mi piel,
a cambio de una sonrisa y dos caramelos.
Hola, soy Marica y he cumplido quince años.
Ya soy adulta y he cometido muchos errores.
Primero, salir con Luca en vez de con Dario.
Sí, quizá es más guapo, pero es muy autoritario,
y así por despecho salí con las amigas
y después una a una a casa volvimos.
¡Qué fastidio! Mi casa siempre es la última.
Al fondo de esa calle oscura y siniestra.
Y por si fuera poco, se ha desatado una tormenta.
Me he lavado el pelo esta mañana, maldita sea.
Porque desde hace algún tiempo el mundo es un agobio,
haga lo que haga es siempre culpa mía.
Menos mal que un señor se ofreció a llevarme en coche.
No lo he visto antes, pero me parece de fiar.
La vida no es una película, ¿qué va a pasar?
Y mientras pienso esto de repente cambia de dirección.
«Dame la mano, niña, y ven al bosque.
No, no soy un extraño, yo te conozco,
vengo del mismo sitio que tú».
En mi silencio el recuerdo de cosas más bellas,
el color de las estrellas, mientras te apoderas de mi piel,
a cambio de una sonrisa y dos caramelos
Dos caramelos.
Por favor, haz rápido lo que tengas que hacer.
Por favor, hazlo rápido sin hacerme daño,
te juro que no contaré nada,
pero hazlo rápido para que vuelva a respirar.
Por favor, haz rápido lo que tengas que hacer.
Por favor, hazlo rápido sin hacerme daño,
te juro que no contaré nada,
pero hazlo rápido para que vuelva a respirar.
«Dame la mano, niño, y ven al bosque.
No, no soy un extraño, yo te conozco,
vengo del mismo sitio que tú».
En mi silencio el recuerdo de cosas más bellas,
el color de las estrellas, mientras te apoderas de mi piel,
a cambio de una sonrisa y dos caramelos.
«Dame la mano, niña, y ven al bosque.
No, no soy un extraño, yo te conozco,
vengo del mismo sitio que tú».
En mi silencio el recuerdo de cosas más bellas,
el color de las estrellas, mientras te apoderas de mi piel
a cambio de una sonrisa y dos caramelos.
Por favor, haz rápido lo que tengas que hacer.
Por favor, hazlo rápido sin hacerme daño,
te juro que no contaré nada,
pero hazlo rápido para que vuelva a respirar.