¿Porqué no canta más, señor? .
Preguntó el indio despacio.
Cerré los ojos, no miré,
porque me estaba llorando.
Mi pena, como la suya, señor,
el canto la va borrando.
Tomé mi vaso, brindé por él,
hablaba con voz de sabio.
Cante nomás, cante señor,
beba el vino que tiene,
que las penas con el alcohol,
cómo se van, se vienen.
Abrió el silencio que encerraban sus palabras sometidas.
Ese indio, que por letras tenía su vida misma.
Me dio su mano, mientras en voz baja me decía:
Cante nomás, cante señor.
Cante nomás, cante señor,
beba el vino que tiene,
que las penas con el alcohol,
cómo se van, se vienen.
Que las penas con el alcohol,
cómo se van, se vienen.